viernes, 21 de agosto de 2020

El Sendero del Hondojón

 Por las entrañas del Asón


    Normalmente el referente montañero en Cantabria son Los Picos de Europa, teniendo también una gran afluencia de gente toda la zona de Alto Campoo, Bosques del Saja y Valles Pasiegos.

    Pero en la zona más oriental, rozando ya con los páramos burgaleses, está una de las joyas kársticas más imponentes de la Península Ibérica: Los Collados del Asón.

    Estas escarpadas gargantas albergan una extensa red de caminos que nos zambulle en una de las zonas más salvajes de toda Cantabria.


Uno de estos caminos es el Sendero del Hondojón, ¿Os animáis?




    Esta ruta la comenzamos en el parking situado en lo alto del nacimiento del Río Asón, la cascada conocida como Cailagüa.

    Iniciamos el paseo por una pista empedrada de grijo que hace que las subidas sean más un poco más duras, pero en el principio son algo moderadas.

    A los pocos kilómetros, vemos unos torreones calizos a nuestra izquierda llamados "Los Campanarios", de 1200 metros aproximadamente y que sirven de refugio a innumerables buitres.

    Cuando llevamos 2 kilómetros y medio de ruta, en lo alto de una pequeña subida nos encontramos un cartel informativo sobre el Poljé de Brenavinto.

    Continuamos la bajada por el cauce de un río seco (ruta hecha en agosto) hasta llegar a un claro con un caballo blanco muy bonito, estilo pradera con árboles sueltos. Nos rodean los aladiernos, las hayas, los acebos, espino albar... una flora muy variada.

    Vamos haciendo zigzag hasta una desviación en la que si seguimos recto iríamos hacia Bustalveinte y a la izquierda seguiríamos el Sendero del Hondojón. 

    Subimos por el joven hayedo del Monte Llusías mientras dejamos a nuestro lado muchos árboles caídos, posiblemente a causa de la nieve o algún temporal. Las hayas son jóvenes pero bien rectas, escondite de venaos y jabalís y fuente de alimento de babosas tan grandes como nuestros pies.

    El camino está algo embarrado aunque al tener pedruscos grandes se anda bien. Es posible que en invierno esta pista esté impracticable (Al menos sin un buen calzado).

Vecina de almuerzo
    Llegamos a un claro en el que arriba del todo hay un collado a 1300 metros de altitud. A nuestra izquierda vemos la cima de Los Campanarios, las montañas que dejábamos a nuestra izquierda al empezar la ruta. 

    Aquí está la Cabaña del Pozo, una invernal de pastores en la que se refugia el ganado y que también tiene un pozo natural donde sube aprovechan las vacas y caballos para beber. Nosotros hemos aprovechado este punto para comer el bocata antes de empezar la bajada.

    La bajada se hace a través de un camino mucho más sinuoso, con algún que otro salto de piedra en el que hay que mirar muy bien donde se pisa para evitar esguinces o torceduras en los tobillos. Toda esta zona es muy kárstica, lo que hace que esté muy fragmentada por la erosión que produce el agua de lluvia. 

    Al ser una ruta que pasa por zonas de árgumas y ganado, es posible que nos llevemos en la ropa alguna garrapata, por lo que conviene llevar pantalones largos. También es importante revisarnos bien al llegar a casa. 

    Conforme vamos bajando, a nuestra derecha dejamos Cerro Largo justo antes de vislumbrar a nuestros pies el Valle del Hondojón, que da nombre a la ruta. Cuando estemos abajo, vamos a ir entre las rocosas paredes de caliza del macizo de la izquierda y un hayedo pequeñuco a la derecha. En este punto ya nos quedan aproximadamente 4 kilómetros de bajada.

    El tramo final transcurre a través de un hayedo de los de anjanas y musgosos, empapelado de verde vida y neblina de cuento. 


    Para terminar, el sendero nos lleva por un balcón a Los Collados espectacular, desde donde podemos ver el camino que recorrimos al inicio de la ruta y unas vistas a maravillosas.

    ¡Espero que os haya gustado y nos vemos en la siguiente!



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